Hemos pasado del mundo de las declaraciones a experimentar las consecuencias del crecimiento económico tradicional. La necesidad de cambio se aceleró y la apuesta por una economía sostenible pasó a ser el nuevo motor del crecimiento global. En un contexto de alta sensibilidad y con la integridad sanitaria puesta en jaque, la sostenibilidad tomó carácter de urgencia.

Dialogamos con cuatro expertas en de diferentes sectores que ayudan a las organizaciones en sus procesos de transformación sostenible y ambiental. Ellas son Belén Romero, socia fundadora de Awa Planet; Mónica Zgaib, fundadora y CEO de ud-h; Rita Gasalla, socia y CEO de Galöw y Susana Gállego, creadora de Vitae Solutions.

Rita Gasalla destaca que una empresa sostenible debe ir más allá del enfoque reputacional y pasar a la acción. “Los consumidores son cada vez más exigentes y detectan si una organización realmente vive la sostenibilidad o si sólo se trata de maquillaje. Cuando una dirección y un equipo integran la sostenibilidad en el modelo de negocio, además de crear un valor medioambiental, generan un valor económico y consolidan el vínculo con sus clientes”, afirma.

En el campo del Real Estate, Rita Gasalla reconoce que cada vez más promotores incorporan a sus edificios los estándares de certificación de edificios sostenibles Leed y Breeam. “En nuestro caso particular, los socios de Galöw Arquitectura Saludable nos hemos focalizado en el ODS3 (salud y bienestar) porque percibimos que los estándares de sostenibilidad y de eficiencia energética no eran suficientes”.

Innovación y desarrollo

“Las ciudades son un ejemplo de ello – agrega Rita Gasalla y anticipa que en el futuro «solo serán sostenibles si se comprometen con la innovación y si son saludables para sus habitantes”.  «¿La bicicleta, es tecnología punta?, se pregunta Gasalla y pronostica que «muchas veces para construir el futuro tendremos que mirar al pasado, recuperar hábitos y estilos de vida más saludables». No es moda, es el futuro posible.

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Solo hay que desplazarse desde algunas zonas céntricas a barrios periféricos de cualquier ciudad para percibir las desigualdades entre vecinos de una misma ciudad.

Cambian los paisajes urbanos, cambia la tipología de vivienda y cambia la vida en nuestro entorno. Algunas preguntas respecto a la vivienda merecen una reflexión: ¿Entra el sol en tu casa? ¿está bien ventilada y aislada? ¿Tienes terraza y buenas vistas? Son cuestiones que también podemos aplicar a otros espacios, como colegios y oficinas.

Y ¿cómo es tu barrio o tu ciudad? ¿Hay mucho ruido? ¿qué nivel de contaminación tiene? ¿Puedes llegar andando al trabajo? ¿Hay aceras amplias y accesibles?

Los confinamientos han dejado patente que el entorno importa y que necesitamos viviendas, edificios y ciudades que proporcionen calidad de vida a las personas que los habitan. Esos espacios, los más íntimos y los compartidos, influyen en nuestro bienestar y salud y definen nuestra relación con la ciudad. Son factores de justicia social.

Con esas premisas, es el momento de diseñar la ciudad del futuro, impulsando el gasto en vivienda social y planes de rehabilitación para todo tipo de edificios con el objetivo de mejorar la vida en los barrios.

Así, además de incrementar el bienestar de las personas, reducimos niveles de estrés y de contaminación y creamos empleo y riqueza para pymes y autónomos. Es un círculo virtuoso que empieza y termina en las personas.

Si queremos una sociedad más justa y sostenible, empecemos por transformar los espacios en los que pasamos el 90% de nuestra vida apostando por la arquitectura saludable.

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