Artículo publicado en Formación de Seguridad Laboral

Después de unos meses en los que el teletrabajo era la única opción posible, hemos vuelto a trabajar a la oficina. Aunque no de la misma manera.Muchas empresas han tenido que readaptar sus organizaciones tras la pandemia para atender a un modelo de trabajo híbrido, combinando presencialidad y teletrabajo para garantizar la salud y el bienestar de la plantilla.  Aunque muchas organizaciones consideran que es necesario que los empleados acudan a sus espacios de trabajo para generar el intercambio de ideas que hace progresar a las compañías, hay quienes se resisten a volver. Tal es así que algunos días las instalaciones están prácticamente vacías.Siempre ha sido importante, pero en estos momentos en los que las empresas necesitan atraer y fidelizar el talento, es fundamental diseñar espacios de trabajo atractivos y saludables, reinventando las oficinas para que sean lugares seguros e inspiradores, en los que los empleados deseen estar.Las oficinas han dejado de ser meros espacios físicos donde ir a trabajar para convertirse en espacios de participación, ideados para promover la creatividad y productividad de las personas y la inteligencia de los equipos. La arquitectura saludable nos permite diseñar y construir espacios de trabajo pensados por y para las personas. Es una propuesta de valor para las organizaciones. ¿Por qué? En cualquier empresa, los costes de personal suponen el 90% de los costes operativos, por lo que cualquier actuación sobre esa partida afecta al balance de resultados. La arquitectura saludable permite rebajar hasta en un 30% el absentismo laboral actuando sobre diversos factores.

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Como presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable (OAS), participé en la mesa redonda “Calidad arquitectónica para la salud” celebrada tras la presentación de Documenta Ciudad y Territorio Saludable, una publicación del Observatorio 2030 del CSCAE que cuenta con la participación de numerosos expertos entre los que me encuentro.

La mesa, moderada por la directora del Observatorio 2030 del CSCAE, Ángela Baldellou, contó también con la participación de la directora de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira, en conexión telemática; el catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) José Fariña; el arquitecto y urbanista José María Ezquiaga y Susana Saiz, de ARUP. Todos ellos coincidieron en que en las ciudades nos jugamos la salud porque su diseño, su planificación y su gestión revierten en un menor uso del sistema hospitalario y, en consecuencia, en un menor gasto sanitario.

Durante mi intervención pedí que se incorporen las estrategias y acciones asociadas que se contemplan en el Documenta Ciudad y Territorio Saludable para conseguir entornos más saludables en las agendas de las Administraciones Públicas y de las entidades privadas.