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En este nuevo reportaje para Hola.com explico cómo deberían ser los dormitorios infantiles y juveniles para cuidar de la salud, bienestar y desarrollo de los más pequeños de la casa.

La neuroarquitectura aplicada al dormitorio de los hijos puede conseguir salud, bienestar y muchos beneficios, evitando el estrés. Todos sabemos que la plasticidad cerebral es mayor durante la infancia, porque los niños están en pleno desarrollo, experimentando cambios y aprendizajes continuos.

Durante estos años de la infancia se desarrollan neuronas y conexiones que facilitan la relación del niño con el entorno y su aprendizaje. “Por eso es tan importante la estimulación temprana y las experiencias positivas en estas etapas iniciales del desarrollo, y por eso cobran especial relevancia los espacios en los que juegan, descansan y estudian nuestros hijos”, detalla Rita Gasalla, arquitecta especialista en arquitectura saludable y neuroarquitectura, CEO de Galöw y la experta consultada para este reportaje.

Hay que señalar que si, por el contrario, el espacio en el que viven les genera estrés, ansiedad o problemas de sueño, el desarrollo de los niños se ve afectado negativamente, incluso se pueden presentar trastornos emocionales, de conducta o déficits cognitivos (el espacio y los químicos a los que están expuestos pueden tener relación con ello).

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He vuelto a colaborar con Hola.com esta vez para hablar de la iluminación en el hogar, un factor fundamental a tener en cuenta para que nos podamos sentir bien en los espacios en los que vivimos.

La luz es un factor imprescindible a la hora de diseñar cualquier espacio, lo entiende así la neuroarquitectura, disciplina que con datos y evidencias científicas analiza de forma objetiva y sistemática cómo los espacios construidos modifican nuestras emociones y nuestras capacidades.

Rita Gasalla, CEO de Galöw Arquitectura Saludable , nos asesora acerca de qué es una buena luz. De forma resumida, es aquella que tiene en cuenta nuestras necesidades visuales, biológicas y emocionales.

Una buena iluminación natural y artificial es la que necesitamos en un momento determinado para llevar a cabo una actividad concreta o una necesidad personal. Y, además, es la luz que nos hace sentirnos bien, seguros, cómodos y felices, de tal manera que queremos quedarnos en ese lugar y no escapar de él.

Luz y bienestar

Sin luz no hay salud ni bienestar. De modo que la luz natural es primordial, porque la necesitamos para vivir y si estamos sometidos a la oscuridad durante la mayor parte del tiempo, ello puede llegar a provocarnos serios problemas de salud.

Rita narra: “la luz tiene efectos visuales: puede mejorar nuestra visión, reducir los síntomas de la miopía y la fatiga ocular. Pero es un error pensar que estos son los únicos efectos.  Tiene otros muchos no visuales que afectan a nuestra salud biológica, rendimiento cognitivo y estado de ánimo. Los aspectos no visuales de la luz, tienen un impacto mucho mayor en nosotros que los visuales, y son los que tratamos desde la neuroarquitectura”.

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Como CEO de Galöw y presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable (OAS) firmé en el número de noviembre de la revista inmobiliaria de El Economista un artículo sobre las diferencias que existen entre arquitectura saludable y sostenible, que muy a menudo se confunden.

Como desarrollo, «teniendo ambas el propósito del bien común, no son lo mismo: mientras la arquitectura sostenible pone el foco en el planeta, la arquitectura saludable lo pone en las personas».

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Fue un placer hablar de arquitectura y urbanismo saludable con Teresa Viejo, presentadora del espacio La Observadora, que se emite en Radio Nacional de España.

En el programa, emitido el domingo 2 de octubre de 2022, repasé mis inicios como arquitecta, conté mi vocación temprana por la arquitectura, y expliqué de qué manera los espacios construidos impactan en la salud de las personas y las empresas.

En un futuro, como dije, me veo como arquitecta y viajera. También me preguntó Teresa por otras muchas cuestiones. ¿Qué no soporto? Ver el dolor ajeno. También le comenté que soy muy perceptiva y que nada más entrar en un espacio, detecto si es saludable o no.

Como dije, hay muchas cosas que se ven y que se perciben. Uno de los aspectos en los que necesitamos mejorar mucho es en la acústica de los espacios. Si los espacios están bien tratados acústicamente, la gente tiende a bajar la voz . Llegará un momento en que las personas seleccionen los espacios en los que se sienten a gusto.

Mi material favorito: la madera. Uno de los trabajos de los que más satisfecha estoy: la actuación en el Hotel Puerta América de Madrid, reformando tres plantas de un establecimiento donde han trabajado también cinco Premios Pritzker de arquitectura.

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Uno de los grandes aprendizajes que nos está dejando la pandemia es que el entorno en el que vivimos y trabajamos influye en nuestra salud, nuestro estado de ánimo y nuestra productividad.

¿Qué es lo que pasa en nuestro cerebro cuando día tras día tenemos que movernos en ciertos espacios cerrados? ¿Qué reacciones provocan los diferentes colores, proporciones, las vistas, la iluminación, la calidad del aire o los sonidos?

Hoy podemos responder a estas preguntas gracias a la neuroarquitectura. Podemos incluso saber cómo impactarán los espacios que estamos proyectando en las personas que los van a ocupar antes de su construcción. Esto importa ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nos pasamos de promedio el 90% de nuestra vida en espacios cerrados. Nuestro entorno, el más próximo de nuestras viviendas u oficinas, y el más amplio de nuestros barrios y nuestras ciudades, impacta en nuestra salud y procesos cognitivos. Está probado, por ejemplo, que tener zonas verdes próximas reduce los niveles de cansancio mental y estrés y aumenta nuestro bienestar.

La neuroarquitectura es un área de la arquitectura que, con datos y evidencias científicas en mano, analiza de forma objetiva y sistemática cómo los espacios construidos modifican nuestras emociones y nuestras capacidades. Su objetivo es construir espacios que mejoren la productividad y el bienestar de las personas. Esta disciplina, traslada las sensaciones que nos provocan los espacios a datos medibles, lo que nos permite analizar desde el punto de vista científico qué nos provocan los espacios construidos y buscar soluciones utilizando herramientas médicas e innovaciones tecnológicas.

Mide por ejemplo la actividad de nuestro cerebro si entramos en una habitación pintada de amarillo o con una temperatura más fría. Qué pasa si tocamos un material rugoso o si la habitación es redonda. Encada caso, los niveles de estrés y ansiedad, cambian. La frecuencia cardiaca varía. Utilizando unas gafas de realidad virtual, podemos obtener estos datos y tomar decisiones para que nuestros proyectos transmitan serenidad y mejoren nuestro rendimiento.

Leer artículo completo publicado el 24 de enero de 2022 en Elle Decor